jueves, 12 de junio de 2014

Viajar en ala de mariposa
azulnaranja, crisálida perfecta
entender la luz sin
cifras ni variantes
ser cuando es
desfragmentarse en viento
partícula libre de vuelo
inconsciente a la poesía

domingo, 30 de marzo de 2014

Manifiesto

Escribir en, entre, de, desde, durante el cuerpo.

Hacia, por y donde
el cuerpo transpira, supura.

(La palabra como sangre del pensamiento.)

Escribir con la falta de aliento,
el corazón en batucada del que
corre maratones o colectivos

Sentir la falta de aire entre membranas
de la garganta o la voz;

el calor-dolor de letras
pasando entre las venas,
la acidez en el estómago,
la náusea, el mareo.

Soportar el peso de sílabas amontonadas
su eficacia y gravedad;

lanzarlas como dados,
verlas girar, ser uno o seis
dos, cuatro, cinco.

(El giro como magia y libertad)

Escribir para trazar mapas de lo tácito:
el latido acelerado del instante previo,
la lágrima seca de lo negado,
tu abrazo en mi piel.

domingo, 2 de marzo de 2014

45 revoluciones


Un vinilo crepita en el fondo,
de espaldas a toda actividad.

Se quema  lenta
una voz que lo separa todo:

Don´t let yourself be hurt this time.

Gira y las asitllitas,
chirriando,
decoran el sonido

 Don´t
let
yourself
be…

el humo del sonido interrumpe
la habitación el tiempo-novela
el  té las hojas blancas
la pluma en pleno trazo

…hurt
this
time

gira el plástico sobre el fuego
gira e inaugura otra gravedad:
las brasas de una garganta sin paz,
el vacío que dejan sus silencios

Then
I
Saw
Your
face

respira el fuego, se infla
crepita el plástico en su vejez
la voz acompasa el movimiento

Then
I
saw
your
smile

Algunos fragmentos
saltando
escupen sílabas fuera de la hoguera

Fa
    lling

Fa
    lling

Chocan y caen,
crean ritmo.

Are 
we
Falling 
in 
love?

Cuando la voz se apaga,
las llamas descienden y lamen
suaves
la pasta del disco,
sosiegan sus vueltas.

In love?

Hasta que frena y
poco a poco
vuelve a ser-vinilo,
plástico que gira,


de espaldas a toda actividad.

jueves, 20 de febrero de 2014

Fragmento de sueño

¿Cómo se produce un eclipse?
¿Cómo llega un planeta a cubrir a otro?

Sospecho de las tazas de café sin tocar,
intactas en las mañanas de trabajo.

de los libros marcados con desgano,
con puntas dobladas y renglones subrayados

de sueños que hablan con voces prestadas,

de un mensaje latente en fragmentos de insomnio

(pero)
las palabras se atoran en el espacio
donde sonido e imagen son uno.

(y)
pierdo el aliento de negar al silencio.

lunes, 27 de enero de 2014

I

Un impulso.
El sentimiento de una caída
resbalón de ideas,
flujos antiguos que vuelven:
                                        van y vuelven.
La presión en el estómago,
la náusea, el mareo.
Dos pasos adelante y
tres atrás.
Cada avance tiene su balanceo.

Duda el equilibrista en la soga
tiembla su decisión entre dos latitudes:
                                                        el inicio o el fin. 
La soga tiembla, 
las manos tiemblan. 
el cuerpo pide, la mente calla. 
la soga se tensa
duele bajo los pies, quema. 

el público anhela

(puños cerrados, bocas abiertas)
siempre anhela
miles de ojos esperando decisión.

un paso implica resultado

la soga tiembla una vez más
(también los latidos son movimiento)
Los ojos no parpadean, las exclamaciones se sosiegan. 

El cuerpo flota en el instante eterno de la mitad.

siempre, la mitad. 
Palpita la sien, retumba 
el eco en las pupilas.

Un parpadeo puede significar caída.

Vacío.
Un parpadeo.



lunes, 23 de diciembre de 2013

“Aguardiente de Constitución” (Un intento de) Re-escritura de las Aguafuertes.


Todas las ciudades transpiran en algún lugar. Igual que un cuerpo que se somete al ejercicio y, de a poco, activa y propulsa la producción y posterior eyección del líquido sobrante, las ciudades transpiran.
Y, como toda transpiración, la suya es incontrolable, olorosa y ocultada. Un líquido oleaginoso que no se disuelve ni se escapa por las bocas de tormenta; un aroma que sigue latiendo aún después de las lluvias; un tabú que se renueva, mañana a mañana después de cada noche a noche.
Una especie de transpiración-epidémica que posee los cuerpos  y se los adueña, manchándolos.
Algo así, pero sin tanta poesía, les pasa, día a día, a las pibas de la esquina, en Consti.  
La transpiración les chorrea a gotas gordas, se les pega en la piel de látex, les retumba en los orificios de la nariz. Tienen la piel satinada de tanto transpirar y brillan como aceitadas para bailar.
Las gotitas les decoran los párpados y las clavículas, la cintura desnuda, las piernas largas y temblorosas.
Mientras transpiran, esperan. Por detrás, pasan los caminones, los autos, los peatones.
Por delante y por detrás:
“Si te agarro, te rompo el culo, mamu”
 El día está empezando pero aún les queda mucha noche.
La transpiración huele a sexo, a pelo, a baba. Se la sienten, la ignoran, siguen.
Tienen los ojos cansados de quien no duerme jamás cuando el cuerpo se lo pide. De quien hace mucho que no llora.
“¿Cuánto por un buen pete? Mirá que ya la tengo durita”
Una de las pibas lo mira. Trata de interpretar en la voz, un pedido o una burla. El auto arranca, las risitas, también.
Son casi las 7 y el sol no deja lugar para las dudas. La jornada va terminándose  y las pibas tienen hambre. Van juntas al puesto de panchos cruzando la calle.
Se quedan afuera para no molestar. El vapor del agua hirviendo les sube por los tobillos y les recuerda que aún transpiran. Algunas se abanican con un volante; se acomodan los pechos en el corpiño, la tanga en la cola.
Llega el pedido y suspiran.
“Ay, sí, sí, así quiero que me lo chupes, culoncita, duro y suave”
Ya casi se acaba el pancho y con él, la pausa.
Aún quedan camiones, autos, colectivos, esperanza.
“Uy, pero te rompo toda, putita”
Las pibas escuchan y tragan la gaseosa de a sorbitos, sin derramar.
Algunas se levantan. Una se retoca el maquillaje, otra el pelo. Es hora de seguir, un poquito más.

Las pibas de la esquina, se tragan todo sin réplicas, total, saben, después lo van a transpirar.




lunes, 18 de noviembre de 2013

garzas

I
El día que aprendí a hacer garzas de papel hacía un frío terrible.
El viento se metía por debajo de la puerta,
Nos congelaba los pies, el cuello
Y nosotros sin mate,
Con un café de ayer que,
De tan recalentado no lograba
Ni siquiera abrigarnos la punta de los dedos.
Con los labios resecos y partidos,
Mejor ni hablar.
Con la ansiedad escondida bajo la bufanda, tiritando.
De repente y sin aviso,
Como en las películas malas,
un extra sin línea nos alcanza un volante.

“¿Sabés hacer garzas?”


Las bondadosas instrucciones

Nos arrancan del silencio con
Su simple visión de la realidad:
Toda pregunta tiene una respuesta
En pasos, datos, modos de hacer.
No hay lugar para el azar, el desconcierto.

“Mirá, vas doblando cada punta y 

La acercás a su par de enfrente”.

Simple. Organizado. Eficaz. 

Ya casi ni hace frío.
Logramos distraer al vacío, 
La falta de ganas, la distancia.
Las engañamos con una ofrenda
De papel y tinta de impresión.

“Por, último, le arreglás el pico.

Así, ¿Ves? Y las alas, también.
A mí siempre me salen torcidas.”

II

Hoy abrí un libro y cayó,
muerta de frío
una garza con las alas arrugadas, 
Torcidas, mal hechas. 
Y, me acordé sin esfuerzo 
De esa tarde que 
Me enseñaste a hacer garzas 
Del frío, de la humedad
De nosotros, armando 
Sueños de papel con 
Forma de garzas con 
Alas perfectas con
Instrucciones exactas sin 
Frío, sin humedad, sin
Poder hacerlos volar.